domingo, 6 de noviembre de 2011

El ánimo.

Se está perdiendo hasta el ánimo.
El número de personas que no buscan un empleo porque creen que es imposible que puedan encontrar un trabajo repuntó en el tercer trimestre del año hasta alcanzar la segunda cota más elevada desde el comienzo de la crisis.
En concreto, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), un total de 444.100 personas están inactivas porque no creen poder encontrar un empleo, una cifra sólo superada por la registrada en el tercer trimestre del pasado año, cuando se situó en 453.900 personas. De hecho, en comparación con el trimestre anterior, la cifra de personas "desanimadas" que ya no buscan un trabajo aumentó en 20.700 personas, casi un 5%.De esta forma, el 2,9% de los inactivos está en esta situación porque no confía en lograr un empleo.
El desánimo es mayor entre las personas de más edad. En el caso de las personas entre 45 y 49 años, el desánimo representa el 9,7% del total de inactivos, mientras que entre los que tienen 50 y 54 años es del 10,5%.
Del resto de inactivos, la mayoría están jubilados (3.160.000 personas), están cursando estudios o actividades de formación (1.972.200), tienen responsabilidades familiares (1.763.900) o sufren una enfermedad o incapacidad permanente (1.526.200).
            Estos datos y otros, vienen a confirmar la gravedad de una crisis económica que está haciendo un daño irreparable en España; país el cual aún no sabe muy bien a qué precio va a salir de esta crisis. Realmente, vivimos uno de los peores momentos de nuestra historia, en donde el drama del paro está lastrando toda nuestra evolución económica, política y social. ¿Por qué? Pues no porque los datos deban de ser siempre un indicador del todo fiable; sino porque se percibe desde muchos ámbitos todo el pesimismo que se está impregnando en la sociedad española, y fundamentalmente como consecuencia de la crisis.
            Es alarmante la falta de incentivos desde todos los sectores sociales que se tienen para intentar salir de la mala situación en la que estamos. No se ven iniciativas por ningún lado, ya sean iniciativas puramente económicas o estrictamente sociales. Por supuesto sin dejar de lado el ámbito estrictamente económico, pero no podemos permitir que esta situación lastre o impida el afán natural de las personas por superarse a sí mismas o que gocen del máximo desarrollo personal de acuerdo a sus posibilidades.
            El ánimo nunca debe de perderse y menos ante las situaciones difíciles; es más, hay que intentar sacar de donde menos se puede esperar un mínimo de fuerzas para intentar salir hacia adelante, ya que así se contagia aunque sea de  puro optimismo –que buena falta nos hace- a todas las personas de nuestro alrededor. Ya que aunque no lo parezca, el estado de ánimo, el optimismo y las ilusiones es lo que nos hace a las personas el salir hacia adelante y lo que nos ha convertido en muchas ocasiones en ser capaces de lo mejor. ¡ÁNIMO!

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